A unos 3000 años luz de la tierra , en la constelación de Corona Borealis, se encuentra lo que desde nuestro punto de vista es una humilde estrella invisible a ojo desnudo. Ese puntito es en realidad un sistema binario que interactúa intercambiando materia y liberando grandes cantidades de energía en un ciclo de unos 80 años. T Crb es lo que conocemos como nova recurrente y pertenece al selecto grupo de objetos de ese tipo que presenta estallidos con una cadencia suficientemente alta como para que varias generaciones de astrónomos hayan podido observar su recurrencia.
Parece ser que estamos a las puertas de poder disfrutar de unos de esos picos de brillo y por eso contamos con tres invitados con los que hablamos un rato sobre su naturaleza, su observación y los retos que va a plantear su estudio fotométrico.
Historia, física, observación fotométrica y observación visual
Para empezar le hemos pedido a Juan-Luís González que nos ponga en situación respecto a la naturaleza física de este objeto y sobre su larga relación con la observación astronómica.
Como ya podéis intuir a partir de lo que nos cuenta Juan-Luís, esa subida de brillo tan brutal va a plantear algunos desafíos a aquellos observadores que tienen los equipos afinados para trabajar con objetos de magnitudes muy débiles. Uno de estos observadores es Esteban Reina, que ya está experimentando con posibles soluciones.
Si sabemos que T CrB es una nova recurrente lo sabemos, en parte, porque a lo largo de la historia se han recopilado infinidad de medidas de estrellas variables, la mayor parte de ellas mediante observaciones visuales. Hoy hemos invitado a uno de los no muchos observadores visuales que han tomado el relevo de esta disciplina que como veréis, de desactualizada no tiene nada. Hablamos con Alfredo Gonzalez Herrera que solo para que os hagáis una idea, tiene registradas más de 3000 mediciones de T CrB.
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